El mayor deseo de cualquier marca es dar con la fórmula mágica que lleve al consumo de su producto o de su servicio: aquella combinación de factores que consiga posicionar en la mente del consumidor la marca por encima de la competencia.
Si el producto es único, original y necesario, la fórmula es muy sencilla. No necesitas más. Por contra, si los competidores abundan, la lucha suele desencadenar batallas de precios, llevando a rompederos de cabeza y pérdidas en los márgenes, aunque también hay otra estrategia: apelar a factores subjetivos del consumidor (sus emociones, sus aspiraciones, sus ideales,…).
Una marca que sabe cómo vender es Apple. Sus productos son caros y justifican su precio destacando el diseño y la eficiencia tecnológica. Desde el principio, Apple ha utilizado el diseño y la práctica de sus productos en su publicidad.
Pero eso ha sido hasta ahora, ya que esa exclusividad en apostar por tecnología de diseño les dejó reinar en el mercado durante un tiempo, pero otras marcas ya se han puesto las pilas y han lanzado productos igual de buenos y bonitos y, además, más baratos, comiéndoles terreno.
Así, Apple ha tenido que cambiar su comunicación. Y de la lógica ha pasado a la publicidad emotiva, centrándose en lo que hacen sentir y transmiten sus productos al usarse. Ese es su valor añadido, según la marca.
Este anuncio, titulado Our Signature, se emite actualmente en televisión. Es de la agencia TBWA y se completa con otro denominado Intention, también centrado en la importancia para Apple de hacer sentir la tecnología al consumidor.
Conseguir que tu producto o servicio no sólo cubra una necesidad, sino que también alegre, emocione y haga sentir especial a tu público es la clave. Eso sí, no te olvides de comunicarlo.
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